La reunión entre los portugueses y los de la tropa de Pazos, la cual es toda una oda a la estupidez y a lo absurdo, a lo ridículo de la situación, parodiando los encuentros entre mafiosos de poca monta, además de reunir las frases más míticas y recordadas de la película.
El héroe indiscutible de la función es Pazos, un tipo experto en "conceptos" y en entablar conversaciones extensas sobre la nada más absoluta (gracias a la chuleta).
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