Deja de oirse la lluvia y el sonido y no se oyen los disparos en el asesinato que lleva a cabo Michael Sullivan con todos los compañeros de John Rooney, lo más parecido a un padre que tuvo, pero la venganza por la traición pesa mas y lo termina matando entre lágrimas, esta vez si se oyen los disparos.
Joder, qué ordenados los vecinos cotillas. Uno por ventana. Ni que hubiesen pagado por el "palco". Me ha recordado a la calle Estafeta en sanfermines o a la boda de la duquesa de Alba (¿alguien le gritaría lo de "guapa" a la novia, así, con un par... de bidones de alcohol en sangre?)
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