jueves, 26 de enero de 2012

Nada puede acabar con el poder del Anillo

Todo comenzó con la forja de los Grandes Anillos.


Tres fueron entregados a los Elfos inmortales, los más sabios y bellos de todos los seres.




Siete a los señores Enanos. Grandes mineros y artesanos de las cavidades montañosas.




Y Nueve… Nueve fueron entregados a la raza de los hombres… Que ansían por encima de todo el Poder.




En aquellos anillos residía el poder y la voluntad para gobernar a cada raza. Pero todos ellos fueron engañados… Pues otro Anillo más fue forjado…



En la tierra de Mordor, en los fuegos del Monte del destino, el Señor Oscuro Sauron forjó en secreto el Anillo Regente para controlar a todos los demás. En ese Anillo descargó toda su crueldad, su malicia y su voluntad de dominar todo tipo de vida…




Un Anillo para gobernarlos a todos. Uno a uno, los pueblos libres de la Tierra Media fueron sometidos por el poder del Anillo.



Pero hubo algunos que resistieron....

....y menos mal que los elfos no tuvieron que pelear sólos porque si llega a ser como en todas las películas del Señor de los Anillos poco tendrían que hacer, los orcos se los comerían a todos con una buena guarnición de pan de lembas.
Se pasan el día llorando los tiempos pasados, cantando y viviendo super felices en sus escondrijos de los bosques sin dejar entrar a nadie. Eso si, allí son invencibles e ilocalizables si ellos no quieren porque el medio-elfo y la dama del bosque tienen un terrible poder que no usan nunca.

Cada vez que sale un elfo aparece una bonita melodía e irradian un aura mística que les da un poder que sólo vale para escaparse cada vez más rápido y más al oeste, lejos de la sombra de Mordor por supuesto y deseando llegar cuanto antes a los Puertos Grises donde les espera el viejo Cirdán con sus barcos para llevarlos a lugar seguro al cobijo de los dioses y dejando al resto de las tribus libres jodidas en la Tierra Media.


El Señor de los Anillos en Lego

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