Quiero que esos retretes queden tan limpios y estén tan higiénicos que la mismisima Virgen María pueda descargar allí con la cabeza muy alta.
El sargento Hartmann es un tio duro e implacable, pero justo, y su única misión en la vida es endurecer el cuerpo y el alma de los novatos para que puedan defenderse del enemigo.
Pero siempre hay algún recluta pagano comunista que le da problemas con sus ateas creencias y le pone nervioso.
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