lunes, 21 de octubre de 2013

Le daremos la vuelta, ¿de acuerdo?

Pues empezamos viendo al capitán del avión, Willian "Whip" Whitaker, durmiendo la mona en su puesto de comandante del vuelo, ¿porqué?, pues porque la noche anterior la ha pasado en una orgía de alcohol, sexo, mariguana y cocaína.
Y justo antes de echarse a dormirla pues se toma un destornillador camuflándolo con el zumito de naranja, es lo que se dice un alcohólico y drogadicto enfermo y claro, lo mejor para pasar la resaca es echarse un ratito a los mandos de un avioncito con cientos de personas a tu cargo.

El caso es que no le dejan dormir y sucede algo en el avión y Willian responde como un verdadero héroe, tranquilo, sin importarle todas las drogas que recorren su cuerpo, se hace cargo del avión y gracias a su experiencia y pericia intenta hacer una maniobra tecnicamente imposible.



Y logra darle la vuelta y realizar un aterrizaje forzoso salvando a la mayoría de los pasajeros y la tripulación, excepto cuatro.


Parece que este hecho está basado de lejos en una situación parecida que ocurrió el 31 de enero del año 2000 en el vuelo 261 de Alaska Airlines.
El avión, un McDonnell Douglas MD-83, despegó de Puerto Vallarta (México) a la 1:37 pm del 31 de enero de 2000. Tenía 83 pasajeros. Debía hacer escala en el Aeropuerto Internacional de San Francisco (EEUU) antes de su destino final, la ciudad de Seattle (EEUU).

Todo fue bien hasta que la tripulación se percató de un atasco en el estabilizador horizontal del avión, elemento situado en la cola y que permite maniobrar para el ascenso o descenso del aparato.
Había que tomar una elección vital, aterrizar en el aeropuerto más cercano, en Los Ángeles, o finalizar con el trayecto previsto hasta San Francisco. Tras intercambiar información con las torres de control, el avión aterrizaría en Los Ángeles.

Mientras tanto la tripulación del avión continuaba con la labor de desatascar el estabilizador. Poco después de las 16h, durante la maniobra de desatascamiento, el estabilizador de cola se movió a una posición en la que puso el morro del avión en dirección al suelo. El Alaska Airlines cayó en picado perdiendo más de 1.500 metros de altitud en 80 segundos. Los tres pilotos tenían un plazo que rondaba los cinco minutos para salvar las vidas de los 83 pasajeros, y sólo lo podían hacer tirando con todas sus fuerzas de los mandos, y contrarrestando con sus músculos la fuerza de la caída.



El avión quedó estable a unos 7.000 metros de altitud, pero a las 16h19´, como recogieron las grabaciones, se escuchó un fuerte sonido, como un golpe.

Se oyen entonces unos clics, como si estuviera intentando controlar el estabilizador, y es cuando se oye un ruido muy potente y entonces el avión sufre una segunda caída. Los pasajeros veían por las ventanillas angustiados como el avión caía irremediablemente al mar.
En una muestra de pericia, el comandante culminó una arriesgada maniobra, invertir el avión y volar boca abajo durante algunos segundos, es decir, con el techo del avión orientado hacia el suelo, era una maniobra desesperada, pero, cayendo a tal velocidad, se podía considerar que tenía alguna posibilidad de enderezar el vuelo.
Sin embargo, la velocidad y el empuje eran demasiado poderosos como para que esta inversión de vuelo pudiera ser efectiva. El avión caía al mar al revés.
Los pasajeros gritaban mientras el capitán se daba cuenta de que la situación ya no tenía marcha atrás.

Un impresionante golpe destrozó el avión. Todos los pasajeros y la tripulación murieron en ese momento, 88 fallecidos, el avión se hizo trizas.


No terminó igual la maniobra que en la película porque el capitán del vuelo era Whip Whitaker, completamente drogado y borracho pero aún y todo el mejor piloto de todos aún en condiciones lamentables.

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