Érase una vez un idílico y pequeño pueblecito de la costa de Cornualles, al suroeste de Inglaterra y como todos esos pueblecitos, es tranquilo, sin muchas cosas que contarse y donde nunca pasa nada, donde en los largos inviernos te cagas de frío por el aire marítimo que asolará la costa y el interior y la humedad acompañada por lluvia se te meterá por los mismos poros.
Bueno, seguro que no se estará tan mal y como en casi todas partes, lo mejor y único que se puede hacer es entrar en la taberna, tomarse unas pintas, emborracharse y contar todo tipo de cotilleos sobre la gente del pueblo, historias de contrabandistas y leyendas de piratas.
Pero ocurre que Grace Trevethan, una apacible y hogareña ama de casa, experta en el cultivo de orquídeas y otras flores y amante del cuidado de su jardín, junto a Matthew su jardinero, se convierten en sorprendentes cultivadores de mariguana.
Necesitan para ello, el máximo cultivo en el menor tiempo posible y que mejor que amor, cariño, dedicación y sobre todo luz, mucha luz incluso para que las plantas estén todo el día creciendo, incluso de noche...
Se pasan un poco la primera vez y se quedan cegados, je, je..los personajes del pueblo que tienen la suerte de verlo la primera vez flipan en colores, pero todo tiene una explicación y con un buen whisky de dieciséis años, hasta la policía pasa del tema a otras cosas, se corrompen fácil....
"...hay que avisar a la policía y al ejército..."
Una vez acostumbrados en el pueblo a la rutina del fogonazo de luz se lo toman como un espectáculo al aire libre y animan la rutinaria vida de los vecinos.
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