jueves, 10 de mayo de 2012

El Balrog y Gándalf

El mundo fue creado por un dios, Erü-Iluvatar, que a su vez creó a los Ainur, que son santos, ángeles, seres sagrados. Entre los Ainur se diferencian los Valar y Maiar. Los primeros son los de más poder y los segundos sus ayudantes y servidores. La labor de los Ainur fue la de ayudar al dios a terminar de componer la tierra.

Esta siempre es la historieta feliz de los mundos utópicos, pero para que haya un poco de interés siempre tiene que haber uno que se rebela, claro, y fue un Valar, el malvado Morgoth, con el que se fueron muchos servidores Maiar de gran poder que con el tiempo les llamarán Balrogs, que en una de las lenguas élficas significa demonio de poder.


Al poco tiempo llegaron al mundo los elfos guay, inmortales ellos, guapos, altos, rubitos, siempre con música que suena cada vez que aparecen, son los primeros nacidos, preferidos por el Dios, los Valar y los Maiar. Mas tarde aparecieron los hombres, mortales, sin música, ya no tan guays ni tan guapos y como siempre dando problemas a todas las deidades.
Morgoth, como muy malo que es, a lo largo de toda la historia del mundo, trató de corromper a ambas razas, destruirlas, hacerse con el poder, causando grandes estragos, guerras y demás problemas entre ellos y también entre los Valar y los Maiar. Hasta que al fin, ya todos aburridos, se alían los ejércitos de los Valar, Maiar y elfos contra Morgoth y su ejército de balrógicos seres corruptos en una gran batalla final y Morgoth fue derrotado, pero como os imagináis y por supuesto no acabó ahi el mal.

Morgoth tenía un Maiar favorito, su lugarteniente, Sauron que quedó libre, y tras el paso de los años volvió a las andadas en contra de los elfos y los hombres desde su territorio en Mordor. Los Ainur ya se habían largado a sus Tierras Imperecederas al otro extremo de los mares, bien seguros al lado de su dios, fue el precedente de la escapada posterior de los elfos desde los Puertos Grises dejando en la Tierra Media a los hombres, enanos, hobbits y compañía a su suerte peleándose con los orcos, trolls de las cavernas, de las montañas, trasgos, wargos, nâzgules y un largo etcétera.


Pero en aquella ocasión, en la que Sauron empezó a dar la barrila, no fueron tan insensibles con los elfos y los hombres y les enviaron ayuda, los Istari, los magos, que realmente también eran espíritus Maiar que podían interferir directamente en los asuntos de la Tierra Media pero no podían mostrar realmente su poder y naturaleza salvo en casos de extrema necesidad, eran ante todo, ayudantes y consejeros para luchar contra Sauron.
Fueron cinco, Saruman el blanco, Gandalf el gris, Radagast el pardo, Alatar y Pallando, dos magos azules que erraron hacia el Este y nunca más se supo de ellos. Los magos venían en forma de hombres ancianos aunque con vigor, envejecían muy lentamente y se les respetaba por su sabiduría y poder. Saruman ocupó la torre de Orthanc, regalo de Gondor, mientras que Gandalf no tenía casa, Mithrandir le llamaban los elfos, el peregrino gris. Ragadast el pardo desapareció en su mundo preferido, le gustaba hablar con los animalitos del bosque, sobretodo con los pájaros.


Tras aquella batalla hacía miles de años en la que Morgoth fue derrotado, algunos Balrog habían sobrevivido ocultándose en simas y sitios profundo, uno de ellos fue el de Moria, que despertó y vagaba por allí en los tiempos en que la Comunidad del Anillo cruzaba por las minas. Gandalf ya intuía que algo se ocultaba en esas cavernas ya que se sabía que algo llamado por los enanos como "el daño de Durin" habia sido despertado y causado la caída en desgracia del último intento de recuperar Moria por su parte. Cuando la Comunidad se encuentra rodeada de orcos y aparece la criatura, Gandalf se da cuenta y se lo hace saber a los compañeros, la cara de Legolas el elfo cuando oye la palabra Balrog es todo un poema, no se si los elfos cagan pero de hacerlo, este dejó su firma bien clavada en Moria.


Toda esta castaña es para que sepáis que cuando ocurre la confrontación en el puente entre el Balrog y Gándalf, los dos son seres Maiar en principio de idéntico poder.


"No puedes pasar", dijo Gándalf.
Los orcos permanecieron inmóviles, y un silencio de muerte cayó alrededor.
"Soy un servidor del Fuego Secreto, que es dueño de la llama de Anor. No puedes pasar. El fuego oscuro no te servirá de nada, llama de Udûn. ¡Vuelve a la Sombra! No puedes pasar".

Bla, bla, bla, bla...ni idea si el Balrog le entendió algo porque no le hizo ni pito de caso.

El fuego secreto al que alude se refiere a lo que se podría llamar el poder de crear vida que residía en el dios Iluvatar al crear el mundo. Yo creo que al Balrog por las caras que pone se la trae el pairo, el fuego ese y crear vida, él con su látigo de fuego no tiene pinta de querer crear nada.

Anor es el sol en sindarin, idioma de los elfos.

Udûn es el nombre también en sindarin de una de las fortalezas que Morgoth tenía en la Tierra Media.


El puente se rompe y cae el Balrog arrastrando a Gándalf con él, que se lanza en plan cohete en caída libre en busca de la espada que se le había caído antes y luchan ambos en el abismo hasta que caen en ese lago en los "cimientos de la tierra", que yo creo que de lo fría que debe de estar el agua se quedán ahí de fijo.
Pero no, el Balrog asciende por, ¿la escalera interminable....., se puede terminar de subir por una escalera interminable?, igual un Balrog si, está claro que si, porque ascendió con Gándalf dándose de torrijas, hasta salir juntos de nuevo sobre la cordillera de las Montañas Nubladas, donde al fin Gandalf consigue derrotarlo pero él también subpinza porque los dioses lo salvan y lo vuelven a poner en la Tierra Media un tanto empanado o es que igual para animarse se había fumado en pipa toda la hierba de la Cuaderna del Oeste, no está claro el tema, por la cara se puede juzgar y elegir.


El caso es que retorna en plan aparición celestial con su deslumbrante luz por detrás, delante del hombre, del elfo y del enano para contarles en plan místico,  su lucha con el Balrog hasta que mueren ambos.



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