Grande John McClean como siempre con ese humor tan característico, en esta ocasión navideño.
Qué grandes tiempos aquellos en los que había unos enemigos buenos buenos, esos malvados alemanes democráticos y para mas inri, terroristas sin escrúpulos......que pierden mucho el caché con el rubito Tony y sus gafas que se han vuelto a poner de moda treinta años después, pero sobre todo esa especie de pijama apretadito que le da un cierto aire de sarasa peligrosillo.
MaClean anda descalzo por el edificio Nakatomi intentando pedir ayuda cuando aparece por allí el malvado terrorista Tony que es mandado a localizar y neutralizar el problema.
En el piso treinta y dos, todavía en construcción, es donde sucede el encuentro entre ambos, y después de jugar un poco al escondite con unos disparos de metralleta y ese momento ingenioso y espectacular del sonido de la sierra apagándose y engañando al terrorista, tienen un encuentro más mamporrero tras el que Tony muere tras caer ambos por las escaleras.
MaClean consigue una ametralladora e inicia una guerra psicológia contra los democráticos alemanes. Coge al muerto, lo decora con espumillón y lo envía por el ascensor con una mensaje en la sudadera apretadita de Tony.
Pero MaClean continúa descalzo: "...nueve millones de terroristas en el mundo… y se me ocurre matar a uno que tiene pie de mujer...".
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