miércoles, 9 de enero de 2013

Estos desgraciados me hubieran dejado volar

Arcadia 234 es una remota e inhóspita colonia espacial transformada en un planeta de eliminación de deshechos, en un estercolero vamos, donde un puñado de parias colonos pacíficos víctimas de un accidente de avión hace doce años, sobreviven en una suerte de comuna feliz, todos guapos ellos, todas despampanantes ellas, todos jóvenes y con hijitos rubitos y con ojos claros, a la espera de un rescate en el que ya nadie cree.
El planeta sufre de terribles tempestades con vientos muy fuertes y con velocidades eolicamente peligrosas.



Véase la coincidencia o la ironía en el nombre del planeta Arcadia 234 y Arcadia, esa provincia de la antigua Grecia que con el paso del tiempo se ha ido convirtiendo en el nombre de un pais imaginario donde reina la felicidad, la sencillez, la paz en un ambiente idílico habitado por una población de pastores que vive en comunión con la naturaleza alimentándose con los frutos que les da la Madre Tierra.

No llega a ese punto tan idílico nuestro planeta protagonista del día de hoy pero si sus habitantes, que se las ingenian para crear una sociedad casi perfecta en un mundo asqueroso, donde son felices, sencillos, pacíficos, no son pastores porque no hay nada para pastorear, pero viven en perfecta armonía.


Y hete aquí que nos encontramos con nuestro amigo Todd, si, si..el mismo que fue separado de la sociedad y educado con el único objetivo de matar.
Aquí aparece echando un cable, bueno, mas bien tirando de un cable, para ayudar a nuestros idílicos felices comuneros en su trabajo para conseguir cualquier basura que les sea útil para proseguir con su armónica vida.
Casualidad de las casualidades una terrible ventolera, típica de la Arcadia sideral, aparece en el peor momento, pero el evento meteorológico no había contado con el gran inexpresivo e indolente Todd.
Esa cara contemplando esperanzadoramente la nave volquete...

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